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Nuestra propuesta parte de la idea de reutilizar los materiales sobrantes (vidrios de ventanas y ladrillos) del Instituto Francés de Barcelona, ubicado en Carrer de Moià, 8, 08006 Barcelona, España, para darles una segunda vida en la creación de espacios de espera acogedores y funcionales.
Esta estructura modular está pensada como un espacio de paso y espera en la entrada del instituto, donde los visitantes, a través de los distintos espacios circulares, puedan esperar o simplemente estar, creando una experiencia secuencial e interactiva.
Queremos que sea un espacio de descanso y encuentro, ya que algunas áreas cuentan con bancos y asientos integrados que pueden servir para relajarse, conversar u observar el entorno. Estos espacios pueden fomentar la socialización o el recogimiento individual.
Las formas circulares y las paredes curvas también tienen una función simbólica o escultórica. En nuestro caso, hemos elegido esta forma circular después de analizar la lámpara Disa de Coderch, y creemos que es la mejor forma de representación posible, dejando huecos y jugando con la luz, la sombra y la percepción espacial. Este tipo de diseño también podría utilizarse en un parque educativo o espacio para talleres al aire libre, creando pequeños ámbitos para actividades o charlas.
La combinación de muros opacos, columnas verticales y vidrios reutilizados del instituto también puede tener una intención paisajística, integrándose con los elementos ya existentes y generando contrastes visuales interesantes. El juego entre transparencia y opacidad fomenta una experiencia sensorial distinta en cada espacio. Trabajamos con la luz y la textura, que juegan un papel fundamental en la definición de esta propuesta, manteniendo la filosofía arquitectónica de Coderch e integrando elementos característicos de su obra.
Este proyecto busca establecer una conexión directa entre la identidad del edificio y sus nuevos usos, respetando la esencia de la obra de Coderch y promoviendo una arquitectura sostenible basada en la reutilización de recursos existentes.
Diseñamos tres espacios conectados que funcionarán como zonas de espera, organizados de distintas maneras: uno destinado a niños y los otros dos para los visitantes del instituto o para el propio personal del centro. A través de un uso inteligente de los materiales, el espacio generará un ambiente cálido, agradable y práctico, donde la luz natural jugará un papel esencial, creando una experiencia confortable y armoniosa para los usuarios.
